martes, 3 de junio de 2014

Reflexión final: lecciones aprendidas del enfoque de género



DESAFÍOS DEL ENFOQUE DE GÉNERO
Este trabajo no tiene la pretensión de formular la solución al problema de la disparidad entre géneros, ni menospreciar los esfuerzos realizados en todas las sociedades sensibilizadas al género, sino que pretende analizar la situación actual, cómo se originó esta situación y ofrecer sugerencias para efectivizar el enfoque de género y visibilizarlo de forma concreta en el territorio nacional y a nivel internacional.
Qué características tiene el género?
A lo largo de la investigación y de las lecturas realizadas, se mencionan características intrínsecas al enfoque de género: debe ser “equitativo”, “no sexista”, se debe “visibilizar en los roles, en los espacios”, con un abordaje integral “descolonizador” y servir a la “despatriarcalización” de la sociedad, para lograr una paridad entre hombres y mujeres en sus espacios y roles, en la sociedad y las organizaciones actuales.
Género y pasado
Lastimosamente, se nace con un género y roles acordes dictados por la sociedad en su conjunto (familia, escuela, universidad, trabajo), sin realmente buscar lograr las necesidades de la persona sea mujer o varón, sin respetar su idiosincrasia, ni sus roles o espacios. Pero lo más lamentable del asunto resulta ser que la disparidad de género observada en la actualidad ha sido reforzada por las mismas mujeres que vivían bajo el sistema patriarcal: las mismas mujeres de generaciones anteriores decían que al marido se le debe respetar en todo aspecto, y que una esposa debe ser comprehensiva y sumisa, con todos los abusos que esa conducta permite. No era raro en aquel entonces que las hijas mujeres ayudaran en el trabajo en casa, y que a los hijos varones no se les permitiera ni enseñara a realizar ninguna tarea hogareña.
Lo que resultó de éste condicionamiento fue una brecha gigantesca entre varones y mujeres, entre lo que se le permitía y aceptaba al varón, y lo que se permitía y aceptaba  a la mujer. Era la época de “las mujeres en casa, deben cocinar y cuidar a los hijos, mientras el varón trabaja, provee y si quiere salir con los amigos, sale nomás”, generada y aceptada por la misoginia y el oscurantismo religioso, quien ha servido de apoyo a la disparidad de género y aún hoy cauciona semejantes conductas y pensamientos. La religión ya sea cristiana, musulmana, islamista, sintoísta u otra, siempre ha negado los derechos esenciales de las mujeres, han propiciado su ignorancia y su sumisión.
El género y el Ahora
 El siglo XXI es el de la espiritualidad, no el de la religiosidad, por ende la sociedad debe buscar la armonía entre todos y todas, la salvaguardia de los derechos humanos, de la integridad física y psicológica pero sobre todo, debe tratar de cerrar la brecha generada en tiempos anteriores en cuanto a equidad de género, no es igualdad al parecer del autor, que existan sociedades dadas que acepten o la poligamia o la poliandria, ya que resulta en la objetización de las mujeres o de los varones y por ende no se los y las reconocen como seres humanos con los derechos fundamentales y de carácter obligatorio que ellas y ellos tienen.
Género en Bolivia y otras experiencias del planeta
Si se analizan las experiencias a nivel nacional e internacional, esta disparidad inter género sigue vigente en casi todo el planeta. Incluso los países conocidos por ser más liberales y vanguardistas en temáticas sociales, como ser los Países Bajos, Bélgica, Suecia o Dinamarca, sufren de ésta brecha de género en la actualidad. Si desarrollo y género deberían ir de la mano, se podría asumir que ningún continente del mundo es desarrollado en su totalidad, ya que en ninguno existe una real equidad de género.



Peligros del enfoque de género
El enfoque de género conlleva una serie de peligros ajenos al concepto: pasar de un extremo a otro: pasar de la patriarcalización de la sociedad con su base en la sumisión de las mujeres y de los hombres no reconocidos como patriarcas, al feminismo discriminatorio de todo lo varonil; ser utilizado a nivel político sin beneficiar a las mujeres y los varones que deberían gozar de éste concepto para ejercicio pleno de sus derechos;  ser ignorado por la sociedad si los mandatos del imaginario colectivo que la rigen no han sido reemplazados por mandatos, conceptos, posiciones y comportamientos que favorezcan la sensibilización al enfoque de género en los roles y espacios; un desequilibrio en el enfoque por participación mayoritaria de representantes de un género ya sea mujer o hombre que consiga mayores beneficios para unos o unas y no para ambos.
El paradigma del género
La sociedad, por lo tanto, sigue en el mismo paradigma: los varones no quieren perder los privilegios asociados al patriarcado y las mujeres quieren que se las reconozca en el lugar de trabajo y en el hogar, en su vida profesional tanto como privada y que si tienen las mismas competencias y habilidades que un varón, que se les pague el mismo sueldo.
Queremos el enfoque de género para nuestras “wawas”
Es difícil romper estructuras mentales milenarias, pero no es imposible. Por lo tanto se debe intentar actuar y generar una educación y sensibilización social que respalde el proceso de integración del enfoque de género paulatinamente pero certeramente. Se debería implementar un marco legal respaldatorio con carácter de obligatoriedad, en el que se tomen disposiciones para que tanto familias, escuelas, universidades y lugares de trabajo deban integrar el enfoque, apoyarlo y generar una cultura de buen trato hacia los representantes de ambos sexos, sin discriminación y con la mayor equidad posible, además de proporcionar a las mujeres que trabajan o bien servicios que les ayuden a cumplir sus tareas, o bien obsequiarles con un bono económico para pagar guarderías o niñer@s y poder desempeñarse de manera óptima. Es más: deberían haber clases de capacitación obligatorias en enfoque de género en niños y niñas, mujeres y varones adolescentes y parejas pre-matrimoniales, porque ellos representan el futuro y la posibilidad de romper con los esquemas mentales, tarea que debería ser respaldada por padres y madres como principales educadores de los niños y de las niñas en cualquier sociedad del planeta.





BIBLIOGRAFÍA
Wanderley, F. (2008).Género y desafíos post-neoliberales. Género, etnicidad y trabajo en Bolivia. (p. 145-146) Revista Umbrales No. 18. La Paz, Bolivia: Plural editores CIDES –UMSA.

Kideitu. (2007). Guía para la incorporación del enfoque de género en los proyectos de empleo y formación. (p. 15-16)Aprendiendo de la experiencia EQUAL. Gobierno Vasco, España: EMAKUNDE/Instituto Vasco de la Mujer como entidad coordinadora de la Agrupación de Desarrollo “Red Kideitu”
Emakunde (1998) Guía metodológica para integrar la perspectiva de género en proyectos y progamas de desarrollo. Emakunde Instituto Vasco de la mujer y Secretaría General de Acción Exterior Dirección de Cooperación al Desarrollo. Vitoria-Gasteiz.

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